1. Muebles responsables
Apuesta por muebles fabricados con madera certificada FSC, materiales reciclados o piezas de segunda mano. La durabilidad y la reparabilidad son conceptos clave. Cada mueble que no hay que fabricar de nuevo ahorra recursos.
2. Textiles de materiales naturales
Elige cortinas, cojines o alfombras de algodón orgánico, lino o PET reciclado. Estos tejidos no contienen sustancias químicas nocivas y favorecen un ambiente interior saludable.
3. Decoración sostenible de paredes
También en la decoración de paredes se puede hacer mucho por el medio ambiente y el bienestar propio. Los papeles pintados sostenibles fabricados con materiales reciclados o con certificación FSC, las pinturas al agua y los adhesivos sin disolventes son alternativas ecológicas a los productos convencionales. Los papeles pintados no tejidos con certificación ecológica ofrecen la ventaja adicional de ser duraderos, transpirables y libres de PVC o plastificantes nocivos.
Un efecto secundario agradable: los materiales naturales suelen mejorar el clima interior, ya que regulan la humedad y garantizan una mejor calidad del aire. De este modo, el diseño de las paredes no solo es un elemento decorativo, sino también un elemento conscientemente sostenible en el concepto de vivienda.
4. Elegir la iluminación de forma inteligente
Las luces LED de alta eficiencia energética y regulables ahorran electricidad y generan menos calor. Las soluciones de hogar inteligente ayudan a utilizar la luz de forma específica, solo donde se necesita.
5. Menos es más: minimalismo
Un estilo de vida sostenible también ahorra recursos y aporta claridad tanto al espacio como a la mente. Vivir de forma sostenible comienza con una elección consciente, desde los muebles hasta las paredes. Quien piensa de forma ecológica no solo diseña un hogar bonito, sino también saludable y sostenible. Cada paso cuenta, y con la inspiración adecuada, el cambio es muy fácil.